Una vez concluido el diseño de hombre y
mujer creamos una primera pareja y les preparamos un espacio libre de amenazas y
con abundantes alimentos, esto para dilucidar si en un ambiente así se adaptarían
o reclamarían su derecho a enfrentar retos y a equivocarse.
Construir ese ambiente seguro y sin carencias
fue de gran regocijo, colocamos ahí diversos animales y todos los vegetales
necesarios para dar forma al vergel más bello jamás visto.
Para las especies vegetarianas fue fácil
asegurar el abasto, para las carnívoras creamos un alimento especial que se
aglomeraba en la atmósfera y se precipitaba en forma de una nieve cálida color
ocre.
Cuando terminamos la construcción de ese
espacio todos estábamos satisfechos, lo único que nos incomodaba era la
insistencia de Dos de que una vez probada su hipótesis, debería negarse a la humanidad
poseer tanto potencial creativo junto con libre albedrío, para así eliminar el
riesgo de que destruyeran toda nuestra obra.
- Esa combinación condena al fracaso a La Creación
-repetía Dos-, nosotros tenemos ambas capacidades y no somos una amenaza a lo
creado porque tenemos existencia eterna.
Al
ser intemporales no tenemos que ocuparnos y menos preocuparnos por nuestra
permanencia, en cambio para los humanos el tiempo es un depredador ante el que
no tienen defensa y responderán usando su potencial creativo para perseguir el
disfrute de su vida temporal, sin considerar el daño que puedan hacer a otras
especies, a su hábitat o al Universo.
El Verbo tomó la palabra para darnos a
conocer su postura al respecto.
Nos dijo que efectivamente los humanos
tenían el potencial para atentar contra otras especies, su hábitat y todo lo
creado, pero que en respeto a su libre albedrío se les permitiría que fueran
ellos quienes definieran su contribución a la obra de Nuestro Padre, y que si
se equivocaban serían ellos quienes sufrirían las consecuencias.
Ella intervino desconcertada.
- ¿Cómo podrán los humanos ser
responsabilizados de sus decisiones si las consecuencias llegan a darse más
allá de los límites de su vida?
- La responsabilidad será también de los
soplos de vida -explicó El Verbo-
Ella planteó con firmeza.
- Entonces para reducir el riesgo de que se
equivoquen es muy importante que aprendan a valorar todo lo que hemos creado
para su disfrute.
Para
eso tenemos que hacerlos usar la
sabiduría de Nuestro Padre que ya está en ellos.
El
problema que estoy anticipando –continuó- es que al asomarse a esa sabiduría
desde su condición mortal, queden impedidos de poder armonizar su quehacer
temporal con su vinculación al Todo.
- Pienso lo mismo –Dijo Dos-, y no tengo la
menor duda de que no apreciarán su vida si tienen la certidumbre de que
pertenecen a algo más importante.
Por
eso propongo que no se les dé acceso a la sabiduría de Nuestro Padre ni
siquiera de manera limitada, e
insisto en que si no se reducen o su potencial creativo o su libre albedrío, van
a actuar en contra de si mismos, en contra de otras especies y en contra de toda
la creación, a causa de su afán por alcanzar el mayor bienestar posible durante
su corta vida.
Francamente no creo
que poner en riesgo toda nuestra obra forme parte del plan de Nuestro Padre.
Fue entonces cuando El Verbo nos explicó lo
que no habíamos logrado entender.
- El plan de Nuestro Padre –dijo- no
considera poner en riesgo nuestra obra, su objetivo es que los humanos sean
felices, pero la felicidad solo se logra en el triunfo y el triunfo solo existe
por el fracaso.
Actuar
contra otros seres o atentar contra lo creado serán errores de aprendizaje y
sucederá que lleguen a ser tan graves que resulte necesario borrar los soplos
de vida involucrados.
Pero
nunca deberemos olvidar que los errores son fracasos de la razón que dan
factibilidad al triunfo de la razón.
La
vida es una dádiva de nuestro padre solo posible por la muerte, ser es solo
posible por el tiempo, disfrutar ser solo es posible por el triunfo sobre el no
ser.
Pueden
estar seguros que desde la perspectiva de nuestra existencia eterna nunca podremos
disfrutar la felicidad de ser que Nuestro Padre ha puesto al alcance de la
humanidad.
Los
Soplos de Vida que animen la perecedera existencia de los humanos sabrán de
penas y fracasos, pero se darán cuenta, aprenderán a triunfar y cuando retornen
a nuestros espacios alimentarán a nuestro padre con su alegría, entonces el
ciclo se cerrará y la rueda de la eternidad continuará girando.
Yo no
creo que un ambiente como el que integramos para esta prueba sea el adecuado
para nuestra creación más importante, porque es indispensable que se enfrenten
a retos y ejerzan su derecho a equivocarse.
Pero
es fundamental que entendamos que al equivocarse sufrirán y que eso es lo
correcto, porque sin ese entendimiento nuestra armonía con Nuestro Padre se
verá amenazada.
El Verbo
terminó y todos callamos.