En 1492 el papa Alejandro VI afirmó la
soberanía castellana sobre los territorios recién hallados por Colón con la
emisión de cuatro bulas conocidas como bulas alejandrinas.
Breve inter caetera: Otorga a los reyes de
Castilla y León dominio sobre las islas descubiertas por Cristóbal Colón u
otros enviados, con la única condición de que no estuvieran ya bajo el dominio
de otros reinos cristianos.
Inter caetera: Confirma lo dicho en la Breve
inter caetera señalando que las tierras otorgadas a Castilla son las que se
descubran al oeste de una línea imaginaria que pasaría por las islas Azores y
de Cabo Verde, que ya era propiedad de Portugal
Eximiae devotionis: Declara que en las
tierras descubiertas y donadas, los reyes católicos Fernando e Isabel tendrían
los mismos privilegios otorgados a los reyes de Portugal en África, Guinea y
Elmina.
Dudum siquidem: Amplia la concesión de la
Breve Inter Caetera a todos los territorios que se descubran en Asia llegando a
ellos por la ruta de occidente.
La iglesia católica explica ahora que estas
donaciones fueron acciones tendientes a facilitar la cristianización de los
pueblos aún no convertidos a la verdadera fe.
Este
argumento tiene una validez cristiana muy discutible cuando se ponen sobre la
mesa los crímenes realizados en América.
Tampoco
explica el por qué si lo que se pretendió fue cristianizar, en África se
declaró a lo negros “seres irracionales incapaces de abrazar la verdadera fe”
En 1494 los reyes católicos Fernando e
Isabel y el rey Juan II de Portugal, intentaron ponerse de acuerdo sobre el
trazo de la línea imaginaria mencionada en las bulas papales.
Convinieron también en extender la línea al
otro hemisferio para repartirse las tierras a las que accedieran navegando
hacia el Oeste.
Fue así como Portugal asumió tener derechos
divinos sobre Japón.
En España y Portugal llamaron Testamento de
Adán al Tratado de Tordesillas y desde luego se aceptaron como herederos del
planeta.
Pero no todos aceptaron en silencio esta
injusticia.
Francisco I de Francia se inconformó ante el
papa y demandó conocer la clausula del testamento de Adán en donde se le
excluía y dejaba todo a castellanos y portugueses.
“El sol luce para mí como para otros” –Dijo-