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domingo, 21 de noviembre de 2021

Fascículo 3. ¿FUE VERACRUZ LA PRIMERA CIUDAD DEL CONTINENTE AMERICANO?

    Este trabajo fue publicado por primera vez en el año 2017 formando parte del ensayo MÉXICO SIN MENTIRAS y está dedicado a quienes estén interesados en entender los orígenes y causas de los graves problemas que está enfrentando México.

   Refleja por tanto la situación hasta antes de que iniciara el periodo presidencial del Licenciado Andrés Manuel López Obrador.

   Los problemas cuyo origen y naturaleza aquí se reportan están siendo enfrentados con decisión y eficacia desde el gobierno federal, pero la inercia de siglos de una política gubernamental de saqueo e insensibilidad social mantiene presentes sus efectos en la idiosincrasia y comportamiento de todos los mexicanos, incluidos gobernantes y gobernados.

   Se ha avanzado mucho pero continúa la necesidad de que todos entendamos lo que pasó y sus consecuencias.

 

FASCÍCULO 3

 

¿Fue Veracruz la primera ciudad civilizada del Continente Americano? ¿Por qué casi todos los españoles de la conquista tomaron como esposas legítimas a las indias? ¿Por qué la solidaridad social de los mexicanos es tan extraordinariamente alta?

 

SUB-CULTURA DE LOS CONQUISTADORES

(Antecedentes culturales. Vinculación con la cultura nacional. Futuro)

 

ANTECEDENTES CULTURALES DE LA SUB-CULTURA DE LOS CONQUISTADORES.

   La historia relata que el primer municipio en el Continente Americano fue el de La Villa Rica de la Vera Cruz, dando énfasis a que gracias a la presencia europea se inició la vida citadina en el “Nuevo Mundo”.

   Es claro que en Veracruz inició la nueva historia continental, pero si se dan cuenta en la forma en que se presenta el hecho hay una negación total de que antes de que Veracruz fuera fundada ya existían centros urbanos mucho más grandes, con gobernador, regidores, policía, jueces, cámaras de comercio, escuelas, abundante agua, drenaje, plazas públicas y mercados.

   ¿No sería más justo y más sano para nuestra autoestima como nación el que se dijera que en Veracruz se fundó el primer municipio de lo que más adelante fue la Nueva España?

   Pues bien, con esa negación de la importancia de lo local se inició la integración del ideario de la Sub-cultura de los Conquistadores, a esa premisa se sumaron los preceptos endosados a los colonos por el clero medieval para que impusieran su dominio:

 

Nadie debía interponerse a su voluntad porque eso sería ir en contra del orden natural.

 

La verdad les pertenecía aunque no la pudieran explicar.

 

   En este ideario fueron educadas las nuevas generaciones de criollos y mestizos. Paralelamente algunos indígenas nacidos bajo el dominio español comenzaron a recibir la misma educación, ellos fueron los hijos de los indios con poder económico o político que colaboraron en la destrucción de los vestigios del imperio que los había oprimido, esos colaboracionistas padres de la primera generación de indios hispano-parlantes no eran ni se consideraban a sí mismos mexicanos, ya que pertenecían a otras naciones (otomíes, purépechas, zapotecos, totonacas, etc.) que tenían sobrados motivos para aborrecer a los mexicas y en muchos casos se convirtieron en distinguidos ciudadanos de la colonia como sucedió con el cacique otomí Conín, quien bautizado como Fernando de Tapia fue uno de los fundadores de la ciudad de Querétaro y a quien ahora en dicha ciudad se le honra con dos estatuas, una en la Plaza de los Fundadores donde aparece vestido como español y otra a la entrada de la carretera México-Querétaro vestido a la usanza indígena.

   Existió un tercer grupo que se sumó a la subcultura de los conquistadores, ese fue el de los indios comunes que encontraron útil para sobrevivir el mostrar desprecio por los otros indios, ellos también enseñaron a sus hijos a despreciar su pasado y a asumirse dueños de una verdad que aunque no sabían explicar los colocaba por arriba de los demás indios.

   La subcultura así conformada fue la cimiente de nuestra moderna mexicanidad, es la que animó la Guerra de Independencia, la que dominó las actitudes de “la familia revolucionaria” a la pregonaban pertenecer los políticos hasta finales del siglo XX, y la que domina el ideario de la clase media citadina a lo largo y ancho del país.

   Esta subcultura es en la que se desarrollaron los criollos y la mayoría de los mestizos que fueron los que la consolidaron de manera definitiva, por lo que es importante repasar con detenimiento la manera en que se inició y creció el mestizaje para no sumarnos irreflexivamente a la idea de que fue debido a que los conquistadores españoles violaban mujeres a diestra y siniestra.

   Para empezar tratemos de no tomar en cuenta las bases éticas cristianas que los conquistadores pregonaban tener como guía porque si realmente las hubieran respetado no hubieran causado la devastación genocida más atroz de todos los tiempos, para concentrarnos en el hecho de que los soldados españoles y los primeros colonizadores civiles estaban en territorio enemigo totalmente ajenos a la posibilidad de recibir refuerzos, eran una minoría insignificante en medio de millones de indios fuertes y organizados, y lo único que les había permitido sobrevivir eran las alianzas que habían pactado con los pueblos enemigos de los aztecas, por lo que si se extralimitaban corrían el riesgo de ser exterminados en un santiamén; podían matar en batalla, podían ordenar a sus aliados a conjuntamente aniquilar pueblos enteros, pero no podían dedicarse a violar a todas las mujeres que veían porque para eso tenían que bajarse del caballo, quitarse las armaduras y cerrar los ojos aunque fuera momentáneamente; los españoles de la conquista no se comportaron como vándalos violadores y la mayoría tomaron indias como esposas legítimas, más adelante hubo muchos abusos, pero no derivados de actos de guerra, sino como consecuencia del ejercicio del poder de los “señores de horca y cuchillo” en que se constituyeron muchos encomenderos.

   Otra circunstancia en los orígenes y consolidación de la sub-cultura de los conquistadores fue la de que la mayoría de los niños criollos, la totalidad de los mestizos y desde luego los hijos de los indios que se incorporaron a las filas de los conquistadores, fueron educados por madres o nanas indígenas en los altos valores morales de “Los Preceptos de los Ancianos”, por eso ahora hablamos con más amabilidad que otros pueblos, por eso mostramos más solidaridad ante los desastres, por eso compartimos techo y comida con familiares y amigos cuando es necesario, por eso tenemos excelentes costumbres higiénicas; esto nos resulta natural, pero es tan extraordinario que en todo el mundo y sobre todo en Europa, se admira y reconoce que la solidaridad social de los mexicanos es única y que nos bañamos con una sorprendente frecuencia; considero que para muchos de los que lean esto resulte difícil aceptar que las indias tuvieran una elevada educación en normas sociales y de convivencia, pero pregúntense lo siguiente, ¿por qué si los indios eran salvajes e ignorantes muchos conquistadores tomaron a las indias como esposas legítimas?, ¿qué motivos podrían tener para atarse formalmente a una “india pata rajada”?, ¿por qué las escogieron para que engendraran y educaran a sus herederos?; solo hay una respuesta posible, porque las indígenas que encontraron no solo eran bellas, sino limpias, respetuosas, elegantes, de buenas maneras, y muy laboriosas.

   Finalmente, respecto de los antecedentes culturales de la sub-cultura de los conquistadores podemos concluir que fueron: Una moral cristiana mal interpretada por la fanática soberbia de una iglesia medieval y la espiritualidad milenaria de los Preceptos de los Ancianos.

 

VINCULACIÓN DE LA SUBCULTURA DE LOS CONQUISTADORES CON LA CULTURA NACIONAL.

   Contra de lo que pudiera pensarse, la mayoría de los europeos que arribaron después de la derrota de los aztecas no fueron militares, fueron gentes de todas las disciplinas necesarias para colonizar y consolidar el control y la consecuente explotación de los territorios conquistados, también llegaron muchos hidalgos aventureros con capitales de distinta monta que vinieron a hacer fortuna adquiriendo terrenos a bajo precio y trabajadores gratis con la encomienda de convertirlos en fieles vasallos de la iglesia y del rey; llegaron algunos matrimonios e incluso familias completas, pero la mayoría fueron mujeres y hombres solos (pocas mujeres), de esa comunidad multidisciplinaria comenzaron a nacer criollos y mestizos quienes a pesar de sus diferenciados privilegios en concertada paz asumieron el control del país durante trescientos años; fueron los españoles peninsulares y criollos junto con mestizos los que conspiraron para lograr la independencia de México y tras el triunfo, durante la breve existencia del imperio de Agustín I, los peninsulares y criollos continuaron dirigiendo los destinos nacionales, un asunto muy importante para formarse una idea de lo que pudo haber significado la independencia para el grueso de la población es que a la cabeza del ejército trigarante en su entrada triunfal a la Ciudad de México estuvieron un criollo, Agustín de Iturbide, y un español, el último virrey de la Nueva España, Juan de O´donojú.

   En los primeros años de independencia los que con orgullo se ostentaban como conquistadores dejaron de hacerlo, pero aun ahora en el siglo XXI hay gentes que se conducen abiertamente como conquistadores medievales, aunque como no están agrupados formalmente como lo están los neonazis de otras latitudes, solo se les puede describir como una caterva mal educada por generaciones, caracterizada por una insensata altivez que les hace expresarse con desprecio de los proletarios y nacos que según ellos somos todos los demás.

   La sub-cultura de los conquistadores desapareció físicamente tras la independencia y ahora ya no identifica a un grupo específico, ni a una filiación religiosa, ni siquiera a un estatus económico, pero su ideario sumado a los de las otras subculturas se han permeado a nuestra cultura nacional dotándonos de una ética bipolar.

 

FUTURO DE LA SUBCULTURA DE LOS CONQUISTADORES.

En esta parte no me invadió el pesimismo pero sí una especie de fatalismo. Ya no existe un grupo identificado con los conquistadores que siga su ideario y se organice consciente o inconscientemente para cumplirlo, pero tal ideario está en nuestras raíces culturales afectándonos a todos en mayor o menor grado haciéndonos susceptibles de ser manipulados por la publicidad del consumismo internacional que para lograr sus metas de venta valida glamorosamente la ponderación de lo extranjero, haciéndonos felices comiendo “dogs” y “burguers” y cancelando la posibilidad de que algún día las nuevas generaciones se interesen más por conocer México que por visitar Disneylandia; el otro efecto de la influencia de la sub-cultura de los conquistadores en nuestra psique es la enorme frustración que nos invade cuando quienes nos rodean no actúan en base a nuestras sugerencias. Desterrar de nuestro comportamiento la influencia de la subcultura de los conquistadores no es parte del futuro cercano, un afortunado giro sería el de que en lugar de solo admirar y disfrutar lo que otros países producen, empecemos a imitar lo que se hizo y se está haciendo en esos países para llegar y mantenerse en dónde están, y que tomemos conciencia de nuestra innata soberbia para cuando menos asumir conscientemente la responsabilidad de las reacciones de quienes se hartan de que siempre intentemos imponer nuestra voluntad y de quienes calificamos como desleales porque no hacen lo que queremos.

 

jueves, 11 de noviembre de 2021

Fascículo 2. ¿POR QUÉ MUCHOS "NACOS" DESPRECIAN A LOS "INDIOS"?

 

   Este trabajo fue publicado por primera vez en el año 2017 formando parte del ensayo MÉXICO SIN MENTIRAS y está dedicado a quienes estén interesados en entender los orígenes y causas de los graves problemas que está enfrentando México.

   Refleja por tanto la situación hasta antes de que iniciara el periodo presidencial del Licenciado Andrés Manuel López Obrador.

   Los problemas cuyo origen y naturaleza aquí se reportan están siendo enfrentados con decisión y eficacia desde el gobierno federal, pero la inercia de siglos de una política gubernamental de saqueo e insensibilidad social mantiene presentes sus efectos en la idiosincrasia y comportamiento de todos los mexicanos, incluidos gobernantes y gobernados.

   Se ha avanzado mucho pero continúa la necesidad de que todos entendamos lo que pasó y sus consecuencias.

 

FASCÍCULO 2

                        

¿Por qué muchos “nacos” desprecian a los “indios”? ¿Por qué muchos “indios” no se aceptan “nacos”? ¿Qué es eso de “La Raza Cósmica”?

 

VINCULACIÓN DE LAS SUB-CULTURAS AUTÓCTONAS CON LA CULTURA NACIONAL.

   La vinculación de nuestros indios con el México del siglo XXI es consecuencia de un proceso tortuoso y degradante que ha dependido desde el siglo XVI de las decisiones de los conquistadores y sus herederos.

   Una de las primeras imágenes que de los indios tuvo la cultura novohispana fue la de los despojos humanos que se ahogaban en alcohol y dormían en las calles tras de que les fueron arrebatadas sus pertenencias, su familia y todo lo que le daba sentido a sus vidas, incluidos sus dioses. Y claro, los recién llegados de Europa, albañiles, carpinteros, escribanos, maestras y maestros de escuela, contadores, religiosos, prostitutas y aventureros, de inmediato concluyeron que los pecadores indios adoradores del demonio, no merecían nada más que la vida que tenían.

   Una visión diferente la daban los indios que estaban integrados a la milicia, o a las labores agrícolas y domésticas sin más prestación que la comida; ellos, en su lucha por sobrevivir estaban haciendo lo posible por mimetizarse, y muchos encontraron útil mostrar desprecio hacia los indios que aún no se sometían.

   El etiquetar a todos los indios como ignorantes, indignos de confianza, traicioneros y despreciables, no requirió del más mínimo esfuerzo por parte de quienes disfrutaban las mieles de tener trabajadores gratis para las tierras confiscadas o servicios domésticos y sexuales sin más compromiso que enseñar “la verdadera fe”.

   Los miembros de los pueblos indígenas alejados de los centros urbanos de la Nueva España recibieron la misma calificación, pero no fueron invadidos o esclavizados, a cambio claro, de aceptar la presencia de catequistas, el bautizo en la fe cristiana y su colaboración en la construcción de iglesias o cuando menos de ermitas.

   Con el paso del tiempo muchos de esos pueblos se integraron a la colonia pese a continuar siendo completamente indígenas, pero otros se mantuvieron aislados y como consecuencia al margen de los planes de desarrollo del gobierno central.

   Ahora, desde hace ya varios años existen instituciones gubernamentales y civiles que se han propuesto pagar “la deuda histórica” que tenemos con los pueblos indígenas, pero parece ser que a pesar de la indudable buena fe que las inspira se corre el riesgo de apoyar su desarrollo con una destructora integración; muestra de ello es que se ha llegado a becar a niños indígenas para que estudien en Europa, replicando la superficialidad de la reina María     Antonieta al proponer repartir pastelillos entre los hambrientos parisinos pero sin tener la excusa de la malograda reina de proceder de una nación distinta de la que trataba de ayudar.

   De todo lo anterior concluyo que las sub-culturas autóctonas existen gracias a que no se han vinculado a la cultura nacional y que siempre que hemos hecho algo para integrarlas solo las hemos afectado negativamente.

 

FUTURO DE LAS SUB-CULTURAS AUTÓCTONAS

   La elaboración de esta sección me resultó muy desgastante ya que no pude encontrar la forma de ser optimista.

   Los proyectos para el desarrollo e integración de los pueblos indígenas no dicen a las claras a que México pretenden incorporarlos y si es al de los mexicanos que están apenas sobre la “línea de la pobreza” no les están ofreciendo ninguna mejoría, así que supondré que el México al que proponen que se integren es el de la clase media.

   Es cierto que en el México que eufemísticamente conocemos como de la “clase media” se ha mejorado notablemente el nivel de vida y que cuenta entre otras cosas con un sistema de salud que siendo perfectible está por encima del de más de uno de los países considerados desarrollados, pero actualmente por desgracia a lo más que puede aspirar un mexicano de la clase media es vivir siempre angustiado, con limitaciones económicas, con un empleo mal pagado y una deuda que consume una importante parte de sus ingresos.

   ¿Es eso lo que les ofrecemos a los indígenas que hace apenas cincuenta años podían cazar en sus montes, sembrar su tierra, pescar en sus ríos y lagunas y vender sus productos y artesanías en los mercados de los pueblos mestizos?

   Por desgracia no hay opción, porque por más que se trate ahora de apoyarlos para que recuperen su capacidad de auto subsistencia ya no es posible porque hemos permitido que manufacturas y frutas de otros países desplacen con bajo precio y pésima calidad a mucho de lo que representaba su fuente de ingresos.   Así, entre otras cosas las canastas y muebles de palma provienen ahora de China y son de bambú, los utensilios de barro son de Taiwán, los rebozos de Corea, las tunas ya son kiwis, los jinicuiles son lichi y hemos permitido que muchos de los insumos para la fabricación de artesanías sean ahora de importación; también hemos secado sus lagos, contaminado sus ríos, secuestrado sus manantiales, desequilibrado su hábitat aniquilando muchas especies endémicas, deforestado sus bosques y construido presas sobre sus cotos de caza.

   Ya en este punto, para que las sub-culturas autóctonas tengan futuro debemos de dejar de tomar decisiones que no son nuestras, y en un acto de respeto y congruencia debemos regresarles todo lo que se pueda de lo que les hemos quitado y hacer lo necesario para que las comunidades indígenas tengan carreteras, agua, electricidad, internet y acceso al sistema nacional de salud. Es fundamental que esto se haga no con la idea de que tenemos que pagar una deuda histórica, si no de que nos es indispensable recuperar las raíces de nuestra nación.

   Dije al presentar este trabajo que no intentaba convencer a nadie de nada, pero ya que decidí compartirlo me siento ahora obligado a argumentar un poco sobre este asunto de las raíces culturales porque es en verdad muy delicado y hay quien las considera irrelevantes porque su presencia en nosotros es intangible. Yo personalmente estoy convencido de que un pueblo sin raíces o con raíces truncas no puede tener la cohesión necesaria para subsistir, pero ya que los mexicanos estamos acostumbrados a renegar de nuestras raíces, entiendo que hay muchos que piensan que nada pasará si nos quedamos sin ellas, por eso me permitiré abundar un poco más en las razones de mi sentir.

   Para empezar las raíces culturales no aportan ADN, eso lo aporta la sangre, lo que aportan la raíces culturales es espiritualidad y en el caso de la nación mexicana su espiritualidad tiene muchas y variadas raíces, por eso existen personas y grupos que se pueden dar el lujo de despreciar algunas, lo que no pueden es asegurar para ellos la ausencia de las enfermizas actitudes sociales que identifican a quien no tiene un acendrado orgullo de pertenencia a su nación y que irremediablemente van a afectarlo en cualquier lugar en donde viva, ¿se imaginan lo que le hubiera pasado a la nación judía sin su admirable sentido de pertenencia?, bueno pues sería un pueblo que se hubiera acostumbrado a vivir mirando para arriba a los pertenecientes a otras naciones como lo hacen muchos mexicanos.

   Nuestras raíces son indígenas, pero también españolas y africanas, tenemos influencias orientales de los migrantes que llegaron por el estrecho de Bering, después, fantásticas migraciones secundarias hicieron que muchos pueblos de muchas regiones de México reporten orígenes Incas, Olmecas y Mayas, conformando un mosaico cultural que aún no desciframos, indescifrable también pero sin duda trascendente es lo que a nuestra espiritualidad ha aportado África, porque esa es la región del mundo en dónde más millones de años el hombre ha contemplado las estrellas y por el lado español nos toca otro galimatías de influencias que para no enredarme demasiado solo diré que también somos herederos culturales de Grecia, Roma y Arabia. Por eso José Vasconcelos acuño el término “Raza Cósmica” para nuestra nación, pero solo lo seremos con raíces sanas, de ahí la importancia de revalorar la parte indígena de nuestra génesis, de ahí la necesidad de impedir que la desaparición de las sub-culturas autóctonas se constituya en una evidencia fatal de nuestra insensibilidad y nos marque sin remedio para convertirnos en una raza indefinida, no en una RAZA CÓSMICA.

 

jueves, 4 de noviembre de 2021

Fascículo 1, ¿ERAN LOS ESPAÑOLES MÁS CIVILIZADOS QUE LOS INDIOS?

 

   Este trabajo fue publicado por primera vez en el año 2017 formando parte del ensayo MÉXICO SIN MENTIRAS y está dedicado a quienes estén interesados en entender los orígenes y causas de los graves problemas que está enfrentando México.

   Refleja por tanto la situación hasta antes de que iniciara el periodo presidencial del Licenciado Andrés Manuel López Obrador.

   Los problemas cuyo origen y naturaleza aquí se reportan están siendo enfrentados con decisión y eficacia desde el gobierno federal, pero la inercia de siglos de una política gubernamental de saqueo e insensibilidad social, mantiene presentes sus efectos en la idiosincrasia y comportamiento de todos los mexicanos, incluidos gobernantes y gobernados.

   Se ha avanzado mucho pero continúa la necesidad de que todos entendamos lo que pasó y sus consecuencias.

 

FASCÍCULO 1

                        

¿Eran los españoles más civilizados que los indios?

 

   Hace ya varios años, uno de mis maestros mencionó que el término cultura define el conjunto de modos de vida y costumbres de un grupo social y que todas las culturas están inevitablemente conformadas por sub-culturas que con su interacción definen la manera en que funciona la cultura que las contiene.

   Esta enseñanza quedó en el arcón de cosas inútiles de mi memoria hasta que hace ya más de dos años escuché que en un congreso estatal del norte de nuestro país estaban discutiendo si debía aceptarse o no que alguien ocupara una diputación aunque hablara únicamente el idioma autóctono de su comunidad; mi sorpresa fue mayúscula, ¿realmente existían en México sub-culturas tan atrasadas?, consulté en la Internet y me avergoncé por mi ignorancia y además para curar un poco mi auto flagelada mexicanidad, comenté con quien pude que era correcto que alguien que no hable español pudiera ser diputado, porque lo importante es que sea un auténtico representante de sus votantes y que finalmente era bueno que esa posibilidad se estuviera poniendo sobre la mesa aunque fuera con doscientos años de retraso.

   Este asunto ya no lo pude archivar en mi memoria para que durmiera el sueño de los justos y no porque hubiera sacudido mi conciencia social o porque me hubiera compadecido de los indígenas que siguen sin ser ni entendidos ni respetados, a pesar de haber sido “liberados” tantas veces y de tantas formas por la guerra de independencia, la revolución, todos los programas sexenales y gran cantidad de aspirantes a una representación popular durante sus discursos de campaña, sino porque me incomodó mucho haberme sorprendido por algo que no sabía que pasaba en mi país.

   Inquietado por esa idea traté de reunir la información necesaria para entender con menos superficialidad lo que es México. De ese intento nació esta obra.

   La verdad es pues que lo que aquí presento no pretende convencer a nadie de nada, ni hacer apología o denuesto de personas o ideologías, solo es un ejercicio personal de investigación y reflexión que con gusto comparto.

   Debo además decir que todo lo que leerán ya fue dicho y repetido por mucha gente antes que yo, pero por no convenir al “statu quo” no se le ha dado difusión y se ha mantenido fuera de la historia oficial.

   Como sospecho que este documento puede no ser bien recibido por algunos grupos de nuestra sociedad, pido disculpas por la incomodidad o molestia que les pueda causar sobre todo a nuestros políticos y a muchos de nuestros empeñosos historiadores y politólogos que nos han explicado en discursos y textos doctos que con la independencia se acabó la esclavitud, que con la revolución los dictadores, que con la expropiación petrolera el saqueo de la nación, que con los sindicatos las injusticias contra el trabajador o que con la Constitución de 1917 terminó la explotación de los campesinos y los obreros; a ellos les sugiero que simplemente no me hagan caso, porque al fin y al cabo solo me metí en esto para mi beneficio, ahora que, si quien esto lea encuentra una manera aceptable de explicarse lo que le está pasando a México, no puedo más que agradecerle por no hacer mi esfuerzo tan estéril.

   Dicho lo anterior, entro en materia.

LAS SUBCULTURAS DE MÉXICO.

   A partir de 1521 se comenzaron a definir las siguientes cuatro sub-culturas.

 

      Las autóctonas post-conquista

      La de los conquistadores

      La de los vencidos

      La de los políticos

 

   Inicialmente cada subcultura correspondía a comunidades que se diferenciaban por su ropa, su idioma, su lugar de residencia, e incluso por su fisonomía, pero después de casi cinco siglos de coexistencia y mezcla, durante los que acontecieron las Guerras de Independencia y Revolución, la diferenciación física se ha diluido y las conductas de cada subcultura se han mezclado de tal forma que en la actualidad todas influyen en el comportamiento de todos los mexicanos en mayor o menor medida, aunque hay dos subculturas que además de estar presentes en nuestras conductas aun están tipificadas por comunidades claramente definidas, las subculturas autóctonas post-conquista por los habitantes de los pueblos indígenas y la subcultura de los políticos por quienes dirigen nuestro destino como nación y que conocemos como la “clase política”.

 

SUB-CULTURAS AUTÓCTONAS

(Antecedentes culturales. Vinculación con la cultura nacional. Futuro)

 

ANTECEDENTES CULTURALES DE LAS SUB-CULTURAS AUTÓCTONAS.

 

   Es  muy importante mantener presente que se trata de los antecedentes culturales de las sub-culturas que surgieron como consecuencia de la destrucción de las milenarias culturas prehispánicas.

   Obtener información para esta parte de mi búsqueda no me resultó difícil, el problema fue digerirla porque a pesar de mis múltiples visitas a museos de antropología y a zonas arqueológicas de todo el país me costó trabajo liberarme de lo que había aprendido durante mi niñez de que gracias a la conquista teníamos idioma y religión, buenas costumbres y educación; porque en mi infancia el fardo de tales enseñanzas moldeó mi juicio para sentirme de una irracional manera con ventajas sobre los “indios” que bajaban de la sierra para ofrecer sus mercancías por calles y mercados de Xalapa, aunque más tarde descubrí que yo era un indio en la opinión de los niños de tez menos oscura y con mejores casas que la mía.

   El criterio de color y riqueza para identificar quien es más indio, aunque generalizado no me resultó adecuado para los propósitos de esta investigación, así que seguí buscando y aprendí que los indios nos podemos clasificar en dos grandes grupos.

   Indios que no aceptan que lo son: Somos la mayoría de los habitantes de grandes centros urbanos, morenos o rubios, que a pesar de nuestras pretensiones aún tenemos familiares campesinos o artesanos en el pueblo de nuestros abuelos.

   La pertenencia a este perfil de mexicano se manifiesta en actitudes de negación y rechazo a lo indígena junto con un sincero apego y admiración a todo lo que viene del exterior, sobre todo de los Estados Unidos.

   Indios que aceptan que lo son: Se trata principalmente de los pertenecientes a pueblos que habiendo estado sometidos al Imperio Azteca, quedaron aislados tras la caída de la Gran Tenochtitlan porque su pobreza no despertó la codicia de los conquistadores o porque fueron despojados de sus tierras y se refugiaron en las montañas prefiriendo el ostracismo sobre la pérdida de la libertad.

  Los indios que aceptan que lo son y lograron mantenerse unidos con su idioma, su cultura e incluso su religión, son los que tipifican con claridad las sub-culturas autóctonas del México moderno.

   Eso de que conservaron su religión puede cimbrar a más de una sotana porque oficialmente todos son cristianos y la mayoría católicos, pero lo que pasó tras la conquista española fue que ante la tremenda similitud que con el cristianismo tenían y tienen sus valores morales, sus fechas sagradas, sus preceptos éticos y sus normas de conducta, los misioneros evangelizadores se conformaron con enseñarles a que se persignaran y con buscar en el santoral un nuevo nombre para sus deidades.

   Que los adoradores del Fuego, la Tierra, el Agua, y el Viento tuvieran altos valores morales no es fácil de aceptar cuando de niños nos enseñaron que como no habían conocido a Jesucristo su vida era todo pecado.

   Pero esa no fue la opinión que se formaron los misioneros llegados a México en el siglo XVI, quienes admirados por lo que encontraron hicieron tantos elogios a la cultura de los pueblos conquistados que la iglesia y la corona se vieron en la necesidad de destruir muchos de esos reportes y condenar al olvido a sus autores. Ese fue el caso de Juan de Tecto, quien describió las creencias religiosas prehispánicas como “la teología que de todo punto ignoró San Agustín”; respecto a este comentario me parece importante destacar que Juan de Tecto era un profesor de teología que enseñó en Paris por catorce años antes de venir a México, así que es de imaginarse el ruido que sus notas causaron en Roma.

   A la par de la teología, las normas morales y de conducta que regían a las sociedades prehispánicas también eran sumamente estructuradas y de un refinamiento superior a las que imperaban en la Europa de aquellos tiempos.

   Fray Bernardino de Sahagún en su “Historia General de las Cosas de la Nueva España” nos revela que los monarcas y senadores eran electos, no impuestos, y que debían responder a un perfil de actuación minuciosamente detallado: Debía (el aspirante), “mantenerse en su lugar. Ningún soberbio, ni erguido, ni presuntuoso, ni bullicioso, ha sido electo por señor; ningún descortés, malcriado, deslenguado, ni atrevido en hablar, ninguno que habla lo que se le viene a la boca, ha sido puesto en el estrado y trono real; y si en algún lugar hay algún senador que dice chocarrerías y palabras de burla, luego le ponían un nombre tecucuecuechtli , que quiere decir truhan; nunca a ninguno le fue dado cargo notable de la república que fuese atrevido, o disoluto en el hablar, o en burlar”.

   Sobre cómo debía mostrarse un verdadero señor, Fray Bernardino de Sahagún refiere que “Muy humilde, obediente, no erguido ni presuntuoso, muy cuerdo y prudente, muy pacífico y reposado”, también menciona que esos preceptos eran incluidos en los consejos que los padres transmitían a los hijos con la siguiente consigna, “Haz de ser de corazón, delante de nuestro señor dios. Mira que no sea fingida tu humildad, porque entonces decirse ha de ti titoloxochton, que es hipócrita, o titlanixiquipile, que quiere decir hombre fingido. Mira que nuestro señor dios ve los corazones y todas las cosas secretas”.

   Continuando con Fray Bernardino he aquí más normas de comportamiento prehispánico.

   “No te arrojes a la mujer como el perro se arroja a lo que ha de comer”.

   “Conviene que hables con mucho sosiego, ni hables apresuradamente, ni con desasosiego, ni alces la voz, tendrás tono moderado, ni bajo ni alto en hablar, y sea suave y blanda tu palabra”.

   “En las cosas que oyeres y vieres en especial si son malas, disimula y calla”.

   “No esperes que dos veces te llamen, a la primera responde luego, y levántate luego”.

   “No seas curioso en tu vestir, ni demasiado fantástico…ni tampoco traigas atavíos rotos o viles”.

   “En la calle o por el camino anda sosegadamente, ni con mucha prisa ni con mucho espacio…; los que no lo hacen así llámanlos ixtotomac cuecuetz, que quiere decir persona que va mirando a todos lados, como loco, y persona que va andando sin honestidad y sin gravedad; tampoco irás cabizbajo, ni inclinada la cabeza de lado, ni mirando hacia los lados, porque no se diga de ti que eres bobo o tonto o malcriado, y mal disciplinado”.

   “No comas muy aprisa, no comas con demasiada desenvoltura, ni des grandes bocados en el pan, ni metas mucha vianda en la boca, porque no te añusgues, ni tragues lo que comas como perro, no despedaces el pan, ni arrebates lo que está en el plato; sea sosegado tu comer, porque no des ocasión de reír a los que están presentes. Al principio de la comida lavarte has las manos y la boca; y después de haber comido harás lo mismo”.

   Una aportación muy importante para que ahora existan evidencias escritas de estos aspectos de la cultura prehispánica, la hizo el misionero franciscano Andrés de Olmos, quien aprendió náhuatl, huasteco y totonaco, y recopiló una gran cantidad de documentos originales, de entre los que destacan unos libros llamados huehuetlahtolli , que describían las normas de conducta y la visión moral de los pueblos nahoas, el nombre de estos escritos se tradujo inicialmente como “Los dichos de los antiguos” pero creo que la traducción más adecuada es la usada por Ángel María Garibay en su Historia de la Literatura Náhuatl, “Preceptos de los Ancianos”.

Comentando esta obra Garibay nos dice “el texto náhuatl por el padre Olmos enumera largamente y con gran detalle todas las normas de conducta de un mexicano distinguido; cómo debe comportarse ante sus superiores, con sus iguales, hacia sus inferiores; venerar a los ancianos, mostrarse compasivo con el desgraciado, abstenerse de pronunciar palabras ligeras, conformar sus actos y sus palabras en toda circunstancia a la más escrupulosa cortesía.”

   “Si se asiste a una comida. Tened atención de cómo entráis. Pues allí os están observando con disimulo. Llegad con respeto, inclinaos y saludadlo (al dueño). Y al comer no hagáis visajes, ni estéis retozando, ni comáis sin cuidado, glotones y ávidos, ni engulláis de prisa, sino poco a poco. Si tenéis que comer mole o tenéis que beber agua, no hagáis ruido jadeando -¿acaso sois perritos?-. No comáis con todos los dedos, sino con tres dedos, y hacedlo con la mano derecha. Tampoco tosáis ni escupáis, no sea que manchéis a alguna persona”.

   Regresando a lo reportado por Fray Bernardino de Sahagún, en los escritos prehispánicos se insiste mucho en el papel del soberano. A quien el mismo día de su elección se le conminaba así.

   “No debéis de decir, ni hacer cosa alguna arrebatadamente, oíd con sosiego y muy por entero las quejas e informaciones que delante de vos vinieren; no seáis aceptador de personas, ni castiguéis a nadie sin razón. Mirad, señor, que en los estrados y en los tronos de los señores y jueces no ha de haber arrebatamiento, o precipitamiento de obras, o de palabras, ni se ha de hacer alguna cosa con enojo. Y no habléis a nadie con ira, ni espantéis a ninguno con ferocidad. Conviene también, oh señor nuestro, que tengáis mucho aviso en no decir palabras de burlas, o de donaires, porque esto causará menosprecio de vuestra persona. Ahora os conviene tomar corazón de viejo y de hombre grave y sereno. No os deis a las mujeres. No penséis, señor, que el estado real y el trono y dignidad, es deleitoso y placentero, que no es sino de grande trabajo, y de grande aflicción y de gran penitencia”

   Al llegar a este punto, mi curiosidad se había convertido en indignación. ¿Por qué me habían enseñado desde niño que antes de la llegada de los españoles, todo era maldad, ignorancia y pecado? ¿Por qué la inmensa mayoría de mexicanos ignoramos que los valores, la cortesía, y los modales de las civilizaciones prehispánicas eran equiparables y en muchos casos superiores a la de los europeos más refinados, y definitivamente superiores a los de la mayoría de los pobladores de aquel continente?

   La respuesta que desgarré de mi vergüenza es simple, porque la historia que aprendimos y seguimos enseñando sobre la conquista, la independencia y la revolución, es la que más nos ha convenido para seguirnos beneficiando sin cargos de conciencia de los crímenes de las generaciones que nos heredaron los privilegios que ahora tenemos.

En fin, ya empezaba yo a darme cuenta cabal de lo mucho que ignoraba de mi país.

 

viernes, 22 de octubre de 2021

LAS MENTIRAS DE LA ÉPOCA COLONIAL

 Fragmento de EL PLANETA SIN MENTIRAS por René Ignacio García Fernández.

   Las Bulas Alejandrinas y el Tratado de Tordesillas justificaron el colonialismo y dieron origen a una interminable lista de falacias que indujeron nefastas conductas en colonizadores y colonizados.

Así, con el beneplácito de la Iglesia Católica, el cristianismo fue llevado a las colonias para ser impuesto desde una perspectiva de superioridad étnica, cultural y ética.

Los postulados que marcaron a colonizadores y colonizados fueron:

Los europeos son de razas superiores.

Los europeos son más cultos.

Los europeos son más éticos.

La mayoría de los actuales europeos se libraron ya de estas desorientadoras etiquetas, pero en las antiguas colonias siguen causando estragos en el espíritu de los pueblos generando un nacionalismo bipolar que es un lastre para su progreso.

La explicación es simple.

Los europeos han mantenido inalterables sus orígenes raciales y sus élites no han sido culturizadas por etnias no europeas.

Las invasiones árabes y tártaras no produjeron mayorías mestizas.

Las migraciones procedentes de las antiguas colonias no han penetrado las culturas locales y tampoco amenazan con dar origen a mayorías que puedan influir en la conformación del gobierno.

Eso ha facilitado que desde la edad media hasta la actualidad, los países de Europa hayan logrado avanzar constantemente en la identificación de objetivos comunes, a pesar de sus muchas y frecuentemente violentas confrontaciones.

La mayoría de los europeos siguen reconociendo jerarquías por riqueza, realeza o santidad, pero ya no con los dogmáticos criterios medievales que involucraban inalterables designios divinos.

Profesan un acendrado nacionalismo, pero eso es reflejo de su orgullo de pertenencia, no de complejos de superioridad o inferioridad.

En cambio, en las colonias de América, África, India, Asia, Australia, e Islas del Océano Pacífico, los pueblos originarios fueron forzados a aceptar la supremacía europea.

Las colonias importaron de Europa sus élites gubernamentales, sus élites eclesiásticas, sus burgueses y su vulgo.

El mestizaje generó nuevos estratos sociales, pero todos bajo premisas de inferioridad.

Al paso de los siglos particularmente en Latinoamérica, la movilidad social permitió que el mestizaje permeara el vulgo y la burguesía.

Pero las élites económicas y eclesiásticas continúan comportándose bajo los designios supremacistas del oscurantismo europeo del siglo XV.

Eso causa que los gobiernos sean incapaces de entender las necesidades de sus pueblos.

El fatal resultado es una gran polarización económica e ideológica que frecuentemente han causado revoluciones y golpes de estado.

En este drama social campean como jinetes apocalípticos, complejos de inferioridad y superioridad por riqueza, raza, y santidad.

El asunto es tan vigente y delicado que debe ser tratado con calma.

Ya nadie recuerda las Bulas Alejandrinas, pero su legado permanece en enunciados fatalistas que se incorporaron a los libros de texto utilizados en la educación básica hasta mediados del siglo XX.

1. La ignorancia de los indios era tanta que ni siquiera conocían lo que era el dinero.

2. Gracias a la conquista los indios conocieron a Dios.

3. Los indios ignoraban las buenas costumbres de la "gente bien"

Vamos esto, caso por caso.

DINERO.

El dinero fue inventado en el Viejo Mundo por un visionario que convenció a su vecino de que si asignaban un valor simbólico a una cosa que fuera fácilmente transportable, podría usarse para intercambiar bienes sin tener que desprenderse de los que ya tenían.

Así, un vecino le dio al otro su lanza a cambio de una bonita piedra, guardó la piedra y más adelante se la cambió por flechas al mismo imaginativo vecino que le había comprado su lanza.

Lo bondadoso del arreglo fue que de haber hecho desde el principio el trueque de la lanza por las flechas, el vendedor habría tenido flechas en exceso y el comprador un inconveniente bajo inventario.

La asignación de un valor simbólico a la piedra, permitió a vendedor y comprador mantener un inventario de flechas adecuado a sus necesidades.

El dinero evolucionó hasta convertirse en monedas de cuño oficial y en papel moneda, que ya son complicaciones en la que todos estamos enredados.

Pero bueno, el caso es que gracias al dinero una persona puede poseer la riqueza necesaria para comprar más de lo que puede disfrutar, y si opta por no comprar de todos modos se siente y es calificado como rico, aunque no viva con opulencia o ni siquiera con comodidades básicas.

Los nativos del Nuevo Mundo no asignaron valores simbólicos a ningún material, negociaban con los valores intrínsecos de cada producto o bien.

Conocían el oro y gustaban de atesorarlo, pero cuando estaba sin trabajar su valor era muy inferior al que adquiría una vez convertido en arte o accesorios de vestir.

Al no existir el dinero, la acumulación de riqueza correspondía a los limites de lo prácticamente disfrutable o almacenable.

Sin duda el dinero es un gran invento, sin él no se pueden explicar las sociedades modernas, pero debemos preguntarnos la forma en que su existencia o inexistencia benefició a las sociedades del siglo XVI.

Cuando el descubrimiento de América en Europa se iniciaba El Renacimiento y las sociedades estaban constituidas por la nobleza, la burguesía, y el vulgo.

La nobleza concentraba el dinero.

La burguesía incluía a gente muy rica pero no todos eran potentados.

El vulgo vivía en la miseria, por lo general no tenía ni tierras, ni ganado, ni derecho de caza, y menos dinero.

En contraste, en el Nuevo Mundo, sin la existencia del dinero, la riqueza correspondía a la posesión de cosas utilitarias o consumibles con valor intrínseco.

La base de toda riqueza era la tierra.

Nadie era propietario de un trozo de tierra.

Las tierras pertenecían colectivamente a los barrios o a otras formas de asociación como lo podían ser los templos, cofradías de artesanos o comerciantes, ciudades o pueblos.

La propiedad era colectiva pero el usufructo era individual.

Todo adulto casado tenía el derecho imprescriptible de recibir una parcela para cultivarla.

El así beneficiado no podía enajenar la tierra, pero la podía dejar a sus hijos y herederos.

Se trataba pues de un usufructo transmisible.

Cuando alguien no heredaba el derecho a trabajar un trozo de tierra, el calpulli tenía la obligación de darle otro y cuando la familia crecía o cuando se demostraba tener la capacidad de incrementar la producción, se ganaba el derecho de recibir más tierras.

Nadie podía ser despojado del derecho sobre la tierra mientras la cultivara.

En el Nuevo Mundo el campesino era el depositario de la riqueza y su actividad vinculaba a la madre tierra con la humanidad.

Este sistema económico no generaba miseria, había pobres y parias, pero eran una excepción social.

DIOS.

Ahora hablemos del conocimiento de Dios.

En Europa dominaba la idea de que todo dependía de la voluntad de Dios y que para tener su favor era necesario vivir en apego a sus mandamientos según los interpretaban sus representantes en la tierra.

Interpretar la voluntad de Dios y forzar que fuera respetada era el camino para obtener santidad, poder y riquezas.

No vivir en apego a las normas emanadas de Dios era pecado.

En el Nuevo Mundo no existía el pecado.

Dios ya le había regalado a la humanidad la vida, el planeta, el universo, las plantas y los animales.

Los hombres debían demostrar a Dios que eran agradecidos y merecedores de lo que ya habían recibido.

Dios no regía los actos de los hombres, no era necesario hacer algún esfuerzo para interpretar su voluntad, ni había por qué pedirle más.

Las malas acciones eran castigadas según las leyes de los hombres.

Pero ninguna mala acción condenaba a un infierno en el más allá.

BUENAS COSTUMBRES.

Finalmente revisemos el asunto de las buenas costumbres.

Es claro que las normas de etiqueta social aceptadas en América provienen de Europa.

Pero eso no implica que los pueblos originales no se comportaran con refinamiento.

Sabemos ahora de las normas de conducta que regían en el Nuevo Mundo, gracias a que frailes maravillosos como Juan de Tecto, Bernardino de Sahagún, y Andrés de Olmos, se empeñaron en conocerlas y registrarlas por escrito.

Los trabajos de Juan de Tecto se perdieron, pero quedó para la posteridad su declaración de que las creencias religiosas prehispánicas correspondían a "la teología que de todo punto ignoró San Agustín"

Bernardino de Sahagún en su "Historia General de las Cosas de la Nueva España" nos revela que los monarcas y senadores eran electos, no impuestos, y que debían responder a un perfil de actuación minuciosamente detallado: Debía (el aspirante), "mantenerse en su lugar. Ningún soberbio, ni erguido, ni presuntuoso, ni bullicioso, ha sido electo por señor; ningún descortés, malcriado, deslenguado, ni atrevido en hablar, ninguno que habla lo que se le viene a la boca, ha sido puesto en el estrado y trono real; y si en algún lugar hay algún senador que dice chocarrerías y palabras de burla, luego le ponían por nombre truhan; nunca a ninguno le fue dado cargo notable de la república que fuese atrevido, o disoluto en el hablar, o en burlar".

Sobre cómo debía mostrarse un verdadero señor, Fray Bernardino de Sahagún refiere que "Muy humilde, obediente, no erguido ni presuntuoso, muy cuerdo y prudente, muy pacífico y reposado", también menciona que esos preceptos eran incluidos en los consejos que los padres transmitían a los hijos con la siguiente consigna, "Haz de ser de corazón, delante de nuestro señor dios. Mira que no sea fingida tu humildad, porque entonces decirse ha de ti que eres hipócrita o fingido. Mira que nuestro señor dios ve los corazones y todas las cosas secretas".

Al ser investidos los gobernantes eran aleccionados como sigue:

"No debéis de decir, ni hacer cosa alguna arrebatadamente, oíd con sosiego y muy por entero las quejas e informaciones que delante de vos vinieren; no seáis aceptador de personas, ni castiguéis a nadie sin razón. Mirad, señor, que en los estrados y en los tronos de los señores y jueces no ha de haber arrebatamiento, o precipitamiento de obras, o de palabras, ni se ha de hacer alguna cosa con enojo. Y no habléis a nadie con ira, ni espantéis a ninguno con ferocidad. Conviene también, oh señor nuestro, que tengáis mucho aviso en no decir palabras de burlas, o de donaires, porque esto causará menosprecio de vuestra persona. Ahora os conviene tomar corazón de viejo y de hombre grave y sereno. No os deis a las mujeres. No penséis, señor, que el estado real y el trono y dignidad, es deleitoso y placentero, que no es sino de grande trabajo, y de grande aflicción y de gran penitencia"

Para los grandes señores y el pueblo en general aplicaban las siguientes recomendaciones.

"No te arrojes a la mujer como el perro se arroja a lo que ha de comer".

"Conviene que hables con mucho sosiego, ni hables apresuradamente, ni con desasosiego, ni alces la voz, tendrás tono moderado, ni bajo ni alto en hablar, y sea suave y blanda tu palabra".

"En las cosas que oyeres y vieres en especial si son malas, disimula y calla".

"No esperes que dos veces te llamen, a la primera responde luego, y levántate luego".

"No seas curioso en tu vestir, ni demasiado fantástico, ni tampoco traigas atavíos rotos o viles".

"En la calle o por el camino anda sosegadamente, ni con mucha prisa ni con mucho espacio; los que no lo hacen así llámanlos persona desorientada y loca que va andando sin honestidad y sin gravedad; tampoco irás cabizbajo, ni inclinada la cabeza de lado, ni mirando hacia los lados, porque no se diga de ti que eres bobo o tonto o malcriado, y mal disciplinado".

"No comas muy aprisa, no comas con demasiada desenvoltura, ni des grandes bocados en el pan, ni metas mucha vianda en la boca, porque no te añusgues, ni tragues lo que comas como perro, no despedaces el pan, ni arrebates lo que está en el plato; sea sosegado tu comer, porque no des ocasión de reír a los que están presentes. Al principio de la comida lavarte has las manos y la boca; y después de haber comido harás lo mismo".

Andrés de Olmos enumeró las normas de conducta de un mexicano bien educado, tal como las conoció de unos documentos originales que los indígenas llamaban "Preceptos de los Ancianos".

Incluyo enseguida las que se referían a la conducta adecuada al asistir como invitado a una comida.

"Si se asiste a una comida. Tened atención de cómo entráis. Pues allí os están observando con disimulo. Llegad con respeto, inclinaos y saludadlo (al dueño). Y al comer no hagáis visajes, ni estéis retozando, ni comáis sin cuidado, glotones y ávidos, ni engulláis de prisa, sino poco a poco. Si tenéis que comer mole o tenéis que beber agua, no hagáis ruido jadeando -¿acaso sois perritos? No comaís con todos los dedos, sino con tres dedos, y hacedlo con la mano derecha. Tampoco tosáis ni escupáis, no sea que manchéis a alguna persona".


Fascículo 3. ¿FUE VERACRUZ LA PRIMERA CIUDAD DEL CONTINENTE AMERICANO?

      Este trabajo fue publicado por primera vez en el año 2017 formando parte del ensayo MÉXICO SIN MENTIRAS y está dedicado a quienes esté...